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José Geraldo Neres
Vol. 2, No. 2, Invierno 2010-11 : Poesía

Traducción de Martín Palacio

 

La travesía de los espejos

corre a la orilla del abismo
a la sombra del sol
se sumerge
es agujereada

el perfume salvaje se escurre por las manos
(una de cada color)
ellas abren un poco más el corazón

la sombra entra
& doce pájaros salen del pecho

una melodía en el desierto
bebe el líquido rojo de las palabras

la voz se mueve poco a poco
en el pecho
en el puñal

los cuatros vientos alimentan la melodía
atraviesan los espejos

dos lenguas buscan su dorso
descienden por sus piernas
tocan el abismo & vuelven
a las llamas el cuerpo canta

 

 

aguas sin márgenes
el vientre cruje
            se entierra en el tiempo
      ondas de piel

jardín azteca con sus dientes afilados
el grito en la dulzura de las pesadillas
el ritmo de las ventanas de todas las ventanas
suyas en el reloj

dos lenguas
mirándose una a la otra
la sangre & la danza de la noche
& su suave barco
en los párpados
la verdad de los dioses
& los doce pájaros en el vientre

el desierto camina
joplin se despereza en el calendario
la tempestad llega
mis ojos danzan
“summertime, time,
time”

 

la muerte finge nada ver

 

I

gran voz domadora de los desiertos
persigue la correnteza de manos
combate ángeles y anda descalza por entre lotes de almas perforadas
bebe la sangre de las sombras en cáliz retirado de la voz de un cuervo

un dios olvidado

la muerte usa los ojos de ese dios
hace de él su hogar
corre por las venas como humareda 
cruza la ciudad 
mercante de milagros en sus torres de sangre

un ángel le trae la jeringa
viajan con otros dioses en aquella prisión de vidrio
descubren el útero del tiempo
encuentran al poeta que habita el abismo

 

II

surge un silencio nuevo a cada día
y siempre ese abismo
            a rondar las sombras blancas del papel
el tiro de un ángel sádico quebró mis alas
siento una risa cortando el aire
en el lecho profundo de un dios olvidado
la muerte usa vendas en los ojos

 

III

un minuto
la encrucijada
árbol de gajos retorcidos y frutos sueltos
a los pies
espejo
pedazos de pan
tazón con agua
ovillo de lana
victrola

un niño con su mazo de cartas en las manos
cubre el espejo con pequeños pedazos de pan
agarra una carta y el recipiente
mira a los dos objetos
sumerge la carta
comienza a moverse de un lado a otro

gira

retira la sombra de adentro de la sombra
arrastra el silencio para dentro del tazón
eleva las manos los arroja hacia lo alto

el agua
cae en el ovillo de lana
cada milímetro del ovillo
teje un otro laberinto
con un rosario de carnes el niño recoge muchachos sin sombras
 
en el lecho profundo de un dios olvidado
la muerte finge nada ver


Claroscuro

un ángel
— a la sombra de un ejército estéril —
sin palabras
en los ojos
una danza coral con secretos demonios
la fragilidad humana fuera de las horas
cuerpo de misterios torturan mi boca
se encontraba con las notas cortadas
de toda poesía andaluza
son ojos
labios que presiden los espejos
viven en las aguas del silencio
en las puertas del patio de tu alma
- con golpes de ira –
danzaremos con cronos
 la boca            
guiará tus pasos al naufragio
boca de preces      &        bendiciones
&  en la cintura
el fuego de los dioses exilados

 

Episodio

metal impuro
medallón de la suerte sin poderes ocultos
moneda acuñada en los tiempos del sufrimiento
estas fueron las primeras hipótesis
para describir el objeto que estaba clavado
entre los dedos de aquel incógnito ser en la angustiada
mesa de necropsia

él había sido encontrado en la cumbre de la montaña
[irónicamente denominada paraíso]
aún no había alcanzado la edad del lobo

concluidos los primeros exámenes
intentaba yo armar el rompecabezas del devorador
de mi tranquilidad

no salí de la primera pieza

ningún indicio de su muerte
los órganos internos estaban perfectos
una luz artificial se reflejó en mi rostro
& el señor de las dudas me recorrió el cuerpo
la moneda abandonó su huésped
hurtándome la concentración en los análisis

el reloj de arena está invertida

las runas trazan diferente destino

el viento nocturno conduce a una extraña sensación
estoy en la montaña paraíso
 
solitario
vestigios de sanidad
el escenario es invadido por otra criatura
pero ella no siente mi presencia
se sienta en la posición del loto
parece admirada con el horizonte
en un movimiento angelical
ella retira un objeto circular de sus entrañas
lo mira
           & su semblante se transforma
grita
           & tira furiosamente el objeto montaña abajo
se vuelve hacia mí
mirada vaga
un no se qué de decepción

llueve

la lluvia cubre su cuerpo en un lamento
una gota rubra me remite a la escena inicial
[metal impuro - forja maestra de almas
invento imponiendo su cadencia
arquitectando lo cotidiano
monarca de las ilusiones

soy siervo bañándome en espejos de lágrimas]

me permitieron el sol
pero hace días que no siento su luz

 

Sentir la sombra del silencio
 
beber el cuervo
– la postrera piedra completa la pared –
su carcajada atraviesa la piedra los huesos
penetrarla por la boca
& sentir la sombra del muchacho dormido en la garganta

más allá de las dos láminas
– los punteros escurren por las cuatro paredes –
el tiempo húmedo       más allá del tiempo
la sangre mezclado a los pedazos de carne en la piedra
          & saliva por toda a parte
una sombra golpea el vidrio
abre a los ojos el primer laberinto
precisa saciar la sede
otra
se lanza contra la tercera pared
& en la boca una serpiente
embala los cadáveres contra la pared
- el hambre de los ángeles ojos arañados en la acidez del vientre -

costura el viento con pedazos de vidrio
embriaga el cuerpo
pecho adornado de cementerios

el silencio
es casi absoluto & licuefacto
a desparramarse por el suelo

 

El fuego encantado

se clava en la cicatriz
una cruz luz extraña
que sangra noches
&
raíces de fuego
gira el mundo en el ala magra
la lona del circo
rasga la tempestad de las secas
la bailarina danza en la flor del pecho
la risa de tragedia
en el beso de la virgen santa

el desierto serpentea
el cuerpo ciego

& el sabiá llora
su única lágrima

[inspirado en el Cordel do Fogo Encantado]

 

El corazón de la tierra

aúlla en la pared humana
una música dionisíaca camina en el cerebro

el peregrino
duerme en la estrella empeñada
 
su cayado procura el agua de una profecía cualquiera
 
la corda se rompe
su cuerpo sonríe un trago de locura
trae el planeta de cobre
& sus cementerios de karmas


EVOÉ LAROIÊ PIVA

en el vientre paulistano
un MASP resquebrajado
juega a ser niño
de apuñalar las plazas
memoria devorada por sus tripas
templos & ciempiés
ciudad & ángeles limpiabotas
en los labio juegos nocturnos
la puerta & sus locomotoras
siento las torres & el reloj sin nubes
& el choque del cerebro

me adormezco

– el suspiro de la carne –

el girassol roe los ojos de la muerte

como atravesar espejos si en la victrola
– absorción de los desiertos–

los ponteros se disuelven

el tiempo abre la ventana de Breton

el abismo se imagina poeta

José Geraldo Neres. (Garça, São Paulo, Brasil, 1966). Poeta, guionista, dramaturgo (con formación en talleres y cursos de creación textual) y productor cultural. Publicó el libro de poesía “Outros silêncios”, Premio ProAC de la Secretaría de Estado de la Cultura de São Paulo 2008, (Escrituras Editora, 2009), realizado a través del programa “Bolsa para autores con obra en fase de conclusión” de la Fundación Biblioteca Nacional en 2007/2008; y “Pássaros de papel” (Dulcinéia Catadora, edición artesanal, SP, 2007). "Ojos de barro" (en fase final de edición) recibió mención especial en la 3ª edición del Premio Gobierno de Minas Gerais de Literatura.

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