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   "Me desconozco" dices, mas mira, ten por cierto
que a conocerse empieza el hombre cuando clama
	me desconozco" y llora;
entonces a sus ojos el corazón abierto
descubre de su vida la verdadera trama;
	entonces es su aurora.

   No, nadie se conoce hasta que no le toca
la luz de un alma hermana que de lo eterno llega
	y el fondo le ilumina;
tus íntimos sentires florecen en mi boca,
tu vista está en mis ojos, mira por mí, mi ciega,
	mira por mí y camina.

   "Estoy ciega", me dices; apóyate en mi brazo
y alumbra con tus ojos nuestra escabrosa senda
	perdida en lo futuro;
veré por ti, confía; tu vista es este lazo
que a ti me ató, mis ojos son para ti la prenda
	de un caminar seguro.

   ¿Qué importa que los tuyos no vean el camino
si dan luz a los míos y me lo alumbran todo
	con su tranquila lumbre?
Apóyate en mis hombros, confíate al Destino,
veré por ti, mi ciega, te apartaré del lodo,
	te llevaré a la cumbre.

   Y allí en la luz envuelta, se te abrirán los ojos,
verás cómo esta senda tras de nosotros, lejos,
	se pierde en lontonanza
y en ella de esta vida los míseros despojos,
y abrírsenos radiante del cielo a los reflejos
	lo que es hoy esperanza.

[16-V-1906]

VERÉ POR TI
miguel de unamuno