Classics of the Spanish Language
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Eróticos

Literatura erótica y dramas sentimentales

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No hay burlas con el amor | Pedro Calderón de la Barca

A secreto agravio, secreta venganza | Pedro Calderón de la Barca
Este texto de Calderón pertenece al ciclo de comedias inspiradas en el tema de los celos o la venganza en nombre del honor: El médico de su honra, El pintor de su deshonra, A secreto agravio, secreta venganza, El mayor monstruo, los celos, etc. El estilo de Calderón omite lo accesorio, concentra la acción alrededor de un tema y estiliza los rasgos de realismo costumbrista. Hacia 1635, el teatro de Calderón se convierte en una obsesiva puesta en escena de experiencias religiosas. Utiliza complejos artificios escénicos y decorados de enorme sofisticación. En estas obras se perciben sus conocimientos de latín y retórica, el constante estudio de los clásicos y los escolásticos. En sus comedias filosóficas, trata la fugacidad y la zozobra de la existencia, temas predilectos del barroco.

Cuentos amatorios | Pedro Antonio de Alarcón
Alarcón afirma en el prefacio a su libro que aquí el lector no encontrará nada “al modo de ciertos libros de la literatura francesa contemporánea” y parece referirse a las novelas pornográficas de la época, una página después añade que sus relatos tienen una “condición interna muy recomendable” y se intuye que pretende hablar de escenas amatorias sin ser descarnado. Queda la sospecha de que el prefacio de Alarcón esté lleno de ironía, sin embargo, basta citar un pasaje de estos relatos para percibir la clásica y profunda tensión interna de la literatura “católica” entre las buenas maneras y el erotismo más desenfrenado. —¡Sí, señora! ¡Quiero ver desnuda a mi tía! —repitió el niño, encarándose con la anciana. —¡Insolente! —gritó ésta, levantando la mano sobre su nieto. Ante aquel ademán, el niño se puso encarnado como la grana, y, pateando de furor, en actitud de arremeter contra la condesa, exclamó nuevamente con sordo acento: —¡He dicho que quiero ver desnuda a mi tía! ¡Pégame, si eres capaz! La Comendadora se levantó con aire desdeñoso, y se dirigió hacia la puerta, sin hacer caso alguno del niño. Carlos dio un salto, se interpuso en su camino, y repitió su tremenda frase con voz y gesto de verdadera locura. Sor Isabel continuó marchando. El niño forcejeó por detenerla, no pudo lograrlo, y cayó al suelo, presa de violentísima convulsión. La abuela dio un grito de muerte, que hizo volver la cabeza a la religiosa. Ésta se detuvo espantada, al ver a su sobrino en tierra, con los ojos en blanco, echando espumarajos por la boca y tartamudeando ferozmente: —¡Ver desnuda a mi tía!... —¡Satanás!... —balbuceó la comendadora, mirando de hito en hito a su madre. El niño se revolcó en el suelo como una serpiente, púsose morado, volvió a llamar a su tía, y luego quedó inmóvil, agarrotado, sin respiración.

El sombrero de tres picos | Pedro Antonio de Alarcón
El relato tiene un sorprendente inicio marcado por la política: «Reinaba, pues, todavía en España Don Carlos IV de Borbón; por la gracia de Dios, según las monedas, y por olvido o gracia especial de Bonaparte, según los boletines franceses. Los demás soberanos europeos descendientes de Luis XIV habían perdido ya la corona (y el jefe de ellos la cabeza) en la deshecha borrasca que corría por esta envejecida parte del mundo desde 1789.» La obra más importante de Alarcón es también la más extensa y célebre, El sombrero de tres picos (1873) retoma el motivo popular del corregidor que quiere seducir a la molinera. Años después inspiró al andaluz Manuel de Falla su famoso ballet.

Adúltera | José Martí
Adúltera es una obra polémica y moral, escrita por Martí durante su primera estancia en España.

Arte de las putas | Nicolás Fernández de Moratín
La mayor parte de su obra lírica es de carácter tradicional y festivo, con romances sobre el mundo islámico, y poemas eróticos como el Arte de las putas, prohibido por la Inquisición.

El burlador de Sevilla | Tirso de Molina, seudónimo de fray Gabriel
El burlador (1627), introdujo el tema del libertino don Juan Tenorio. La figura mítica del seductor, junto al Fausto de Charles Marlowe, utilizada por diversos autores. Ana Caro utilizó este tema en una parodia (Valor, agravio y mujer).

Don Juan Tenorio | Francisco de Rojas Zorrilla
Rojas Zorrilla escribió dramas profanos y religiosos: fue autor de quince autos sacramentales, dos entremeses y cerca de setenta comedias de costumbres y dramas históricos. En esa época, en que abundaban las obras de teatro y tenían una enorme difusión popular, sus dramas destacaban por su intensidad trágica y sus comedias por su agilidad, sus numerosos enredos y su lenguaje sencillo.

El libro de buen amor | Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
El libro de buen amor (c. 130) muestra el temperamento del arcipreste de Hita: exuberante, jovial, amigo de «judías e moras» y de «escolares nocherniegos». El texto muestra una imagen galante del Islam y el judaísmo. En su sacerdocio Juan Ruiz asumió los principios religiosos de la Iglesia, aunque estimuló el goce de los placeres. Su poema tiene propósito doctrinal; muestra, sin embargo, un espíritu burlón. Incluso se utilizan con fines profanos los principios religiosos. Mezcla elementos ascéticos y mundanos con notoria influencia musulmana. El libro de buen amor tiene un lenguaje rico, lleno de sentido del humor, de refranes y modismos populares propios del habla coloquial de la época.

Lisardo enamorado | Alonso de Castillo Solórzano
Castillo Solórzano fue un autor barroco que introdujo en sus novelas picarescas un escenario urbano y un protagonista femenino, sin la intención satírica propia de este género.

Reinar después de morir | Luis Vélez de Guevara
Reinar después de morir (1625) cuenta los trágicos amores de Inés de Castro y Pedro de Portugal. Las penurias económicas obligaron Vélez de Guevara a escribir mucho, a veces junto otros autores como Francisco Rojas Zorrilla, Rojas y Coelho, Pedro Calderón de la Barca y Jerónimo de Cáncer. Su única obra en prosa El diablo cojuelo (1641) es un retrato realista y mordaz de la sociedad española del XVII.

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